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Sobre la adolescencia

“Sufrir, eso para qué sirve”, “de qué sirve la adolescencia y la búsqueda del sentido”.


Son frases que podemos escuchar en los pasillos que se transitan en este momento de construcciones, derrumbes y re construcciones. Acompañar a un adolescente por este proceso moviliza por lo intenso de las sensaciones y sentimientos que genera ver la transformación a flor de piel, silenciosa pero acaparadora.


Los cambios, aunque maravillosos y llenos de oportunidades, duelen y generan sufrimiento en quienes los viven y en quienes los acompañan. Y claro, generan preguntas. Cuántas veces no nos hemos preguntado el porqué de las negativas, del cuestionamiento, de los silencios, de los cerrones de puertas y de oídos, y ¡qué decir del desorden del cuarto, de los cuadernos y las mochilas! del desorden en el hacer y estar del joven con quien convivimos sea porque es alumno o es hijo. Sin embargo cuando pensamos en que todo esto nos habla del cambio interno que vive intensamente y sin descanso el joven; podemos ver y escuchar de otra forma. Una forma más comprensiva, más relajada y que puede ayudarnos a reaccionar de forma que podamos acompañarle en su proceso. Por ejemplo, acompañar y aceptar por ese día el cerrón de puerta y el desorden, dar tiempo a que se asiente y le permita al adolescente organizarlo como vaya pudiendo, ora patas arriba, ora patas abajo, pero en movimiento.


Sin embargo cada uno enfrenta estos movimientos de maneras diferentes. Y hablo de los dos lados. Algunos jóvenes acompañados de libros, música, amigos, aislamiento e incluso la pluma con la que se plasma lo que se es y se deja de ser. Del otro lado de la moneda, algunos adultos se acompañan de otros que pasan por lo mismo, de terapeutas, los recuerdos de su adolescencia, libros y películas. Sin embargo y a propósito del psicoanálisis, el consultorio es otro espacio disponible para padres y chicos. Un lugar donde se puede hablar de lo que implica el transformarse. Este convertirse en adolescente que deja de ser niño para abrirse paso a la adultez y en papá de un adolescente, lleva por nuevos caminos. Que en el mejor de los casos caminaremos acompañados de personas lindas con oídos y un lugar para nosotros.


Por último, me gustaría compartir un pensamiento de un joven. Que me hace pensar en que una de las formas como tenemos noticia de lo que nos pasa, es a través de un otro cercano: adulto, amigo, hermano, papá o maestro: “No es lo mismo la pubertad que la adolescencia, porque duele más la adolescencia porque te das cuenta de qué te pasa”.



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